En el nivel 5 de la mina El Teniente ocurrieron dos problemas ligados a las áreas de seguridad operacional.
Primero, las rectificadoras de corriente de la línea de trolley contaban con guardallamas fabricados de resina de baja calidad. El resultado eran constantes incendios en el material destinado proteger los equipos, generando peligro para los mantenedores y constantes fallas operacionales.
Segundo, en la separación de secciones de línea de trolley también se utilizaron materiales resinosos. Estos materiales, al igual que en las rectificadoras, se incendiaron, generando accidentes y peligros ocupacionales.
Como consecuencia a Prodin se le encargó desarrollar productos que pudiesen soportar los niveles de temperatura y arco eléctrico al que están sometidos los equipamientos.
Como solución se realizó una investigación en nuevos materiales utilizados para aislación eléctrica y térmica en el extranjero, importando un amplio stock de materias primas e innovando en el desarrollo de productos que estén al alcance de las necesidades tanto operacionales como ocupacionales de la minería de hoy en día. Los productos desarrollados tienen una duración de hasta 20 veces de lo que duraban los anteriores, lo que ha reducido incidentes ocupacionales y rotación de repuestos.